La Pascua es, junto con la Navidad, la fiesta más señalada del calendario religioso. Por eso pertenece a aquel tipo de celebraciones que se suelen pasar acompañados de la familia, una costumbre que viene desde la antigüedad y que nos explica la existencia del lunes de Pascua. ¿Te preguntas por qué se hace fiesta el lunes de Pascua, si ya no se celebra nada? Pues, por el mismo motivo que también es festivo en muchos lugares el día siguiente de Navidad, el día de San Esteban.
El etnólogo Amadeu Carbó explica que es un hecho singular del calendario que nos lleva a nuestro pasado carolingio. En el siglo IX, la pertenencia al imperio fundado por Carlomagno dependía del obispado de Narbona, vinculado al obispado de Toledo. Esto determinó dos conceptos de familia diferentes. El carolingio era muy extenso, como un clan, y cuando había alguna festividad importante había que desplazarse a la casa solariega.
Conocer un poco de nuestra historia
Este era el caso de las tres Pascuas del año: Navidad, Pascua Florida y Pascua Granada. Y como en la Edad Media los desplazamientos solían ser largos, la oscuridad intensa y los medios precarios, la gente necesitaba todo el día siguiente para volver a casa. Por lo tanto, el Lunes de Pascua era una jornada en que no se trabajaba, que no es exactamente igual que hacer fiesta. Ya lo explica muy bien el refranero: ‘Por Pascua y por Navidad, cada oveja a su corral.’
Esta costumbre se fue extendiendo a medida que se iban conquistando más territorios y ha perdurado en casi todos los lugares del país. Tradicionalmente es el día que se come la mona de Pascua y en algunos lugares es costumbre de ir a comerla fuera, en una comida o merendar al aire libre. En estos encuentros improvisados se cantan canciones populares relacionadas con la fiesta.
Además, esta tradición nos une al resto de Europa, porque el día festivo también ha perdurado en más lugares que quedaron bajo influencia carolingia y que, con el paso de los siglos, se han acabado convirtiendo en los estados europeos principales.