San Carlos de Bariloche, uno de los grandes destinos de Argentina

A pesar de las crisis, de la inestabilidad económica y política, tenemos la fortuna de vivir en un país hermoso en el que hay muchos lugares impresionantes que visitar. Acá, en Argentina, el turismo siempre ha sido un buen motor económico, aunque casi siempre para los propios argentinos y como mucho, para los uruguayos o chilenos. El país debe aprender a venderse mejor en el extranjero para atraer a visitantes de fuera, porque cuenta con recursos suficientes como para conseguirlo. No solo está la preciosa capital, Buenos Aires, con toda su historia y su cultura, sino también otras ciudades importantes como Rosario, Córdoba o San Carlos de Bariloche. Esta última es, por su ubicación y su entorno, seguramente uno de los destinos más especiales no solo de Argentina, sino de toda Latinoamérica, porque vamos a encontrar muchas ciudades como esta.

Bariloche se ubica en la zona suroeste del país, en las faldas de la cordillera de los Andes, dentro de la provincia del mismo nombre, de la que es cabecera. De hecho, es la ciudad austral más grande de toda la nación, con cerca de 125.000 habitantes. Esto ha permitido un desarrollo mayor del turismo, sobre todo el de montaña, naturaleza y aventura, convirtiéndose esta ciudad en uno de los destinos más populares de Latinoamérica en las últimas décadas, y atrayendo a unos dos millones de visitantes al año. Bariloche es la punta de lanza de este turismo argentino que aspira a ir mucho más allá de la propia Buenos Aires, y que ofrece prácticamente de todo, desde esquí hasta deportes de aventura, pasando por una historia monumental y una ciudad recogida pero elegante y muy coqueta, que siempre supone un gusto visitar.

Historia de la ciudad

Ubicada junto a la cordillera de los Andes, en la orilla del pequeño lago Nahuel Huapi, Bariloche cuenta con una historia dilatada, puesto que se sabe que ya existían asentamientos indígenas en el lugar desde hace siglos. La zona no tuvo mayor relevancia hasta el siglo XIX, cuando misioneros chilenos se acercaron a ella, para después ser conquistada por exploradores argentinos y fundada oficialmente en 1902. La primera población no aborigen se asentó a finales del siglo XIX, y fue creciendo a lo largo de esta última centuria. Sin embargo, no es hasta la década de los 70 cuando Bariloche se convierte en una ciudad más moderna y avanzada, atrayendo no solo al turismo, sino también numerosos proyectos logísticos, científicos e industriales para la ciudad y la zona.

Qué ver en  San Carlos de Bariloche

Llegar a San Carlos de Bariloche por primera vez es seguramente sorprendernos por las edificaciones que encontramos. Algunas de las que sobreviven siguen mostrando un estilo rústico, en madera, inspirado en los refugios alpinos, ya que muchos de los primeros habitantes de la ciudad eran de origen alemán o suizo. Es como encontrarse una pequeña villa de los Alpes en plena argentina. Al estar situada dentro del Parque Nacional Nahuel Hualpi, la ciudad se ha quedado con un tamaño reducido, así que es fácil visitarla en uno o dos días. Encontraremos iglesias hermosas, calles empedradas y un montón de restaurantes donde poder probar la comida local. Sin embargo, lo realmente interesante de Bariloche no está en la misma ciudad, sino a su alrededor, en el parque natural que la rodea y la dota de un encanto verdaderamente especial.

La propia ribera del lago Nahuel Hualpi sirve como lugar de entretenimiento acuático para los turistas, especialmente en la época de mejores temperaturas, donde sus playas se llenan de curiosos que quieren disfrutar de los días de sol, de deportes acuáticos, o tal vez intentar ver al mítico Nahuelito, una especie de dinosaurio que ha quedado atrapado supuestamente en el lago, como si fuera un monstruo del lago Ness. En los cerros cercanos, especialmente los de la parte andina, podemos encontrar centros de recreo y estaciones de esquí que son muy visitadas por los turistas, convirtiéndose seguramente en el mayor punto para hacer deporte de nieve en toda Sudamérica. Los paseos por la naturaleza, las rutas en kayak o el senderismo son actividades muy populares en este entorno privilegiado que sin duda supone uno de los más especiales de todo el país.

Hoteles en San Carlos de Bariloche

Al ser el turismo la principal actividad económica de la ciudad, Bariloche cuenta con numerosos alojamientos de todo tipo para recibir a los visitantes, que van desde los más grandes y lujosos resorts hasta pequeñas pensiones mucho más modestas, pero perfectas para los que vayan con el bolsillo más ajustado. El Llao Llao Hotel cuenta con su propio spa y un campo de golf cercano que atrae a los visitantes más adinerados, siendo un hotel verdaderamente lujoso. El Casco Art Hotel cuenta también con unas habitaciones de lujo, y en un estilo vintage que seguro que enamorará a cualquier visitante. El encanto del Península Petit Hotel está en su tamaño coqueto y en sus imponentes vistas. Y ya para hoteles no tan caros, el Tres Reyes o el NH Bariloche Edelweiss pueden ser buenas opciones en cuanto a calidad-precio.

Restaurantes en San Carlos de Bariloche

La oferta hotelera es ingente en la ciudad, pero la oferta gastronómica tampoco se queda atrás. En Bariloche podemos encontrar una gran variedad de restaurantes de todo tipo para disfrutar de una cena deliciosa. Desde pulperías como Salamandra hasta Stag, seguramente uno de los más caros y elegantes de la ciudad, con platos absolutamente exquisitos. El restaurante Butterfly o La Masla también son opciones muy buenas a la hora de disfrutar de una comida tradicional o algo más moderna en esta ciudad. Algunos de los más queridos por la comunidad local son La Casita, Las Morillas y Huacho Restaurante, más encaminados a la propia comida argentina, una opción maravillosa para probar los platos autóctonos.